8 de septiembre, 22:30
-¡Fusileros, fuego a
discreción en 3!- grita el brigada-.
Y en un instante, comienza
un estruendo de ráfagas de rifles de asalto y ametralladoras,
ensordeciendo las calles de alrededor.
Por fin veo algo, veo una
masa de gente llegando a las barricadas improvisadas de coches y
cubos de basura, son personas, tambaleándose, parecen ebrias pero
con rumbo fijo: el estruendo del punto A.
Caen muchos, pero la masa
es muy grande y parece imparable. De pronto comienzas un par de
explosiones en la multitud, y una cortina de humo impide ver mas allá
de las primeras filas. Cuando se desvanece la cortina, podemos ver
que muchos de ellos ya no están, y que van cayendo las primeras
filas de la horda. Y estalla una explosión de júbilo entre soldados
y policías.
Pero aparecen más, otra
columna de ellos aparece al final de la calle, y algunos por el
campo, lo cual hace peligrar la posición.
-¡Retaguardia, cubran las
nueve de la posición! -ordena el brigada-.
Nos disponemos 12 soldados
y 5 policías a cubrir el campo, pero la falta de visibilidad obliga
a que esperemos a los ultimo 20 metros para disparar, lo cual hace
que se acumulen los blancos.
-¡Nos alcanzan, nos
alcanzan!-grita un cabo en la barricada-.
Cuando me giro, veo el
frente de la masa llegar a la barricada y sobrepasarla, como si fuese
un tsunami. Y entonces veo de cerca por primera vez a esas bestias.
Se abalanzan sobre los
soldados cual león atacando su almuerzo, desgarrándoles la carne y
la piel,y mordiendo a la gente. ¿Mordiendo? ¿Pero qué clase de
enfermedad es esta?
-¡Señores retirada el
Puesto de Mando, ordenadamente, nos cubrimos sucesivamente la
retirada!-grita el Sargento-.
Giro la vista al campo y
están a escasos cinco metros de nosotros. Comienza la retirada.