domingo, 10 de noviembre de 2013

Los reanimados

8 de septiembre, 22:30
-¡Fusileros, fuego a discreción en 3!- grita el brigada-.

Y en un instante, comienza un estruendo de ráfagas de rifles de asalto y ametralladoras, ensordeciendo las calles de alrededor.

Por fin veo algo, veo una masa de gente llegando a las barricadas improvisadas de coches y cubos de basura, son personas, tambaleándose, parecen ebrias pero con rumbo fijo: el estruendo del punto A.
Caen muchos, pero la masa es muy grande y parece imparable. De pronto comienzas un par de explosiones en la multitud, y una cortina de humo impide ver mas allá de las primeras filas. Cuando se desvanece la cortina, podemos ver que muchos de ellos ya no están, y que van cayendo las primeras filas de la horda. Y estalla una explosión de júbilo entre soldados y policías.

Pero aparecen más, otra columna de ellos aparece al final de la calle, y algunos por el campo, lo cual hace peligrar la posición.

-¡Retaguardia, cubran las nueve de la posición! -ordena el brigada-.

Nos disponemos 12 soldados y 5 policías a cubrir el campo, pero la falta de visibilidad obliga a que esperemos a los ultimo 20 metros para disparar, lo cual hace que se acumulen los blancos.

-¡Nos alcanzan, nos alcanzan!-grita un cabo en la barricada-.

Cuando me giro, veo el frente de la masa llegar a la barricada y sobrepasarla, como si fuese un tsunami. Y entonces veo de cerca por primera vez a esas bestias.

Se abalanzan sobre los soldados cual león atacando su almuerzo, desgarrándoles la carne y la piel,y mordiendo a la gente. ¿Mordiendo? ¿Pero qué clase de enfermedad es esta?

-¡Señores retirada el Puesto de Mando, ordenadamente, nos cubrimos sucesivamente la retirada!-grita el Sargento-.


Giro la vista al campo y están a escasos cinco metros de nosotros. Comienza la retirada.

sábado, 9 de noviembre de 2013

Los Reanimados

8 de septiembre, 21:30
Hola, vengo de parte del Capitán Ibáñez, ¿me puede dar mi uniforme y equipo?
-Por supuesto.
Se me da un uniforme de campaña, unas botas, un rifle H&K y una pistola Glock.
Entro en una tienda y me cambio, cojo una mochila de viaje y meto mis pertenencias. Al salir veo al Capitán Ibáñez hablando con otros 3 soldados de alto rango. Viene un soldado, al parecer su rango era Sargento y me dice:
-Hola, ¿el señor Corbalán?-dice el Sargento-.
-Sí, soy yo –digo, algo dubitativo-.
-Soy el Sargento Pérez, al mando de la Compañía Víctor-anuncia el curtido hombre- debe unirse al resto de la compañía, para organizarse. En breves tendrán ordenes.
-Pero, a ver, señor, esto… ¿Somos soldados? –digo, algo extrañado-.
-El gobierno ha decretado la Ley Marcial, todos los ciudadanos sois tratados como militares-responde el Sargento- Vamos a evacuar a toda la población a buques, es muy peligroso que sigan en sus casas.
-Señor Jiménez, explíqueme que... -digo con voz sin confianza-.
-Para usted sargento, soldado-me responde con presteza-.
-¿Que esta pasando aquí?- le respondo firmemente-.
-No se lo puedo decir, y por favor prepárese, no tenemos tiempo.
Salgo de la tienda y veo 3 helicópteros Súper Puma iniciando el descenso a unos 300 metros. Me visto junto a otros dos chicos de edad similar a la mía, cuando suena una sirena , termino de vestirme y salgo apresuradamente y se escucha en los altavoces:
-¡Zafarrancho de combate, ya están aquí, defended las posiciones!
De repente siento un golpe en mi hombro y un soldado pasa a mi lado corriendo, se para y se gira. Era el Sargento Jiménez.
-¡Vamos chico! ¡Al punto A, lo tenemos que defender a toda costa, hay que ganar tiempo para evacuar a los civiles!
Salgo corriendo tras el sargento Jiménez y dos soldados más. Cuando llegamos al punto A, vemos un gran despliegue, al rededor de 120 soldados y unos 20 policías, apostados en terrazas, en lo alto de camiones, detrás de vehículos que hacen de barricadas, tres IVECO Lince con ametralladoras, y un BMR.
Se acerca un Brigada, y le dice a mi Sargento:
-Sargento, usted defienda la retaguardia de este punto con su grupo, tiene a 5 policías de apoyo, aguanten la línea todo el tiempo que puedan, buena suerte-le ordena, y rápidamente se marcha-.
-A sus ordenes mi brigada -le responde, en posición de cuadre-.
-Chicos, ya habéis oído al jefe, aguantemos esta línea el mayor tiempo posible, si vemos las cosas difíciles, nos replegamos ordenadamente, buena suerte.
-Francotiradores, ¡fuego a discreción, a la cabeza!- grita el brigada-.

Y se escuchan tiros intermitentes de rifle, como si fuesen truenos, cayendo uno tras el otro, pero sin poder ver donde disparan.